miércoles, 8 de junio de 2011

Pánico

"Acabé por eliminarla... No dejaba de perseguirme. Abandonaba sus aposentos por las noches para acercarse a mi ventana. Me observaba con los ojos en sangre. Era un demonio horripilante. Cuando abría la boca, de sus colmillos enormes chorreaba una baba que se advertía pegajosa.
LLevaba siete días -con sus noches- sin cerrar los ojos, el pánico me consumía pero me negué a regresar al Rivotril y le hice frente.  En lugar de esperarla, con el machete fui directo a buscarla. La golpeé con todas mis fuerzas, no sé... cientos de veces, hasta que cayó." 
Confesó el reo.


Esta mañana, se encontraba cerrado el paso a los fieles de Luján. La policía forense, recogía los destrozos de una gárgola.


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