miércoles, 23 de febrero de 2011

Fantásticamente Real

Arturo, haciendo caso omiso a las palabras de Merlín, se casó con Ginebra, quién posteriormente lo engañó con Lanzarote, ocasionándole al rey, la peor batalla a la que se enfrentan los hombres, la cual lo debilitó hasta hallar la muerte.
Protegido por Morgana, descansa en Avalón, “dormido" hasta que los tiempos permitan su regreso al mundo de los mortales. Pero Merlín ya no puede realizar tal hechizo, pues la Dama del lago, confinó a éste a la prisión del árbol, de la que ya no puede salir.
Y colorín colorado, este cuento acaba con moraleja:
“Princesas, plebeyas o esclavas… todas las mujeres son ¡brujas!”
 
 
 

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